lunes, 10 de septiembre de 2012

Dos almas, un destino.

Simplemente querer algo, alguien por estúpido que parezca a vista de la mayoría no sirve. A veces con que dos almas se amen, que formen una sola cuando están uno en frente del otro no es suficiente. Hay que separarse a la fuerza, no queremos pero no hay nada que hacer. El camino que nos separa es largo, los obstáculos inalcanzables. Tan lejos y tan cerca a la vez, notando su presencia, notando que él sabe que estoy aquí, que sigue siendo mio, que a pesar de todo, de que las paredes que nos separan sean imposibles de escalar, a pesar de todo es y será por siempre mi ojito derecho, él es el único que me ha echo tocar el cielo con los pies en el suelo, que es él al que amo más que a nada, solo verle me alegra el día, con solo escucharle a lo lejos era feliz. Con él no es necesario hablar para entendernos, sus ojos negros lo dicen todo. Decir adiós es duro, pero más duro es no haberme despedido de ti. Te oigo llamarme te siento cerca, se que estás que me echas de menos tanto como yo a ti, pero es tarde para actuar ya no queda nada que hacer. Yo nunca te olvidaré y esos ojos negros con los que me miraste por última vez me dicen que tu tampoco. A pesar de todo recuerda que somos uno, somos dos almas unidas enfrentadas contra el trágico destino.